ISSN electrónico: 1885-5210
DOI: https://doi.org/10.14201/rmc.31439

SINTONÍA SIN HOGAR. HISTORIA DE UN SOLISTA SOLITARIO

Homeless Tune. Story of a Lonely Soloist

Carmen Mª VIZOSO-GÓMEZ

Universidad de León (España).

Correo electrónico: cvizg@unileon.es

Recibido: 15 de mayo de 2023
Aceptado: 31 de mayo de 2023

Resumen

El sinhogarismo supone un problema sociosanitario emergente relacionado principalmente con el desarrollo de patologías mentales y con diversas adicciones. La película El solista, dirigida por Joe Wright, representa un instrumento de gran utilidad para entender esta cuestión dado que revela el caso real de un músico que padece esquizofrenia y que vive en la calle, el señor Nathaniel Anthony Ayers Junior. Al mismo tiempo, la película permite analizar las circunstancias que le llevaron a esa situación y los factores que influyen en el proceso de inclusión social. Por lo tanto, se defiende el empleo de esta película como recurso pedagógico para la formación de estudiantes y profesionales.

Palabras clave: sin hogar; salud; exclusión social; dignidad; resiliencia; cine.

Summary

Homelessness is an emerging socio-sanitary problem principally related to the development of mental pathologies and various addictions. The film The Soloist, directed by Joe Wright, represents a very useful resource to understand this issue since it reveals the real case of a musician who suffers from schizophrenia and who is homeless, Mr. Nathaniel Anthony Ayers Junior. At the same time, the film allows to analyze the circumstances that led him to this situation and the factors involved in the social inclusion process. Hence, the use of this film as a pedagogical resource for the training of students and professionals is defended.

Keywords: homeless; health; social exclusion; dignity; resilience; cinema.

Ficha técnica

Título: El solista.

Título original: The Soloist.

País: Reino Unido.

Año: 2009.

Director: Joe Wright.

Guión: Susannah Grant (Novela: Steve Lopez).

Música: Dario Marianelli.

Intérpretes: Jamie Foxx, Robert Downey Jr., Catherine Keener, Stephen Root, Tom Hollander, Lisa Gay Hamilton, Jena Malone, Rachael Harris, Troy Blendell.

Color: color.

Duración: 117 minutos.

Género: Drama | Biográfico. Amistad. Música. Basado en hechos reales. Enfermedad. Periodismo

Productora: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; DreamWorks SKG.

Sinopsis: “Basada en una historia real. Nathaniel Ayers (Jamie Foxx) es un prodigioso violonchelista que en el segundo curso de Conservatorio desarrolló esquizofrenia y acabó viviendo en la calle. En 2005, lo descubrió el periodista de The Angeles Times Steve Lopez (Robert Downey Jr.). Impresionado por su talento, López escribió una serie de artículos sobre él que lo sacaron del anonimato” (FilmAffinity).

Enlaces:

https://www.filmaffinity.com/es/film777491.html

https://www.imdb.com/title/tt0821642/?ref_=ttfc_fc_tt

Trailer

https://youtu.be/xknCIbDqiuo

Cartel español

Introducción

Todas las personas tienen derecho a un nivel de vida que garantice su salud y su bienestar, cubriendo sus necesidades más básicas relacionadas con la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales. Este derecho está recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas1. Además, en la Agenda 2030, se establece que la lucha contra la pobreza, la reducción de las desigualdades y el fomento de la salud están entre los principales Objetivos de Desarrollo Sostenible2.

Sin embargo, en las sociedades contemporáneas se permite que algunas personas se vean inmersas en un proceso multicausal que limita su participación política y social y les ubica en una situación de pobreza y exclusión3. Más concretamente, la exclusión residencial afecta a las personas que han perdido su vivienda, sufren unas condiciones inestables o tienen un acceso limitado al alojamiento. Esta situación de sinhogarismo conlleva una serie de problemas que afectan gravemente a la salud física, mental y social. Por lo tanto, es imprescindible abordar y analizar esta temática para tratar de solucionarla y alcanzar una mayor justicia social.

El sinhogarismo: definición, prevalencia y clasificación

El término sinhogarismo es una traducción literal del inglés homelessness y, tal como sucede con muchas de las problemáticas sociales, resulta una tarea compleja encontrar una definición adecuada y realista para este concepto. No obstante, se podría establecer de forma general que el sinhogarismo hace referencia a la situación que caracteriza a las personas que carecen de una vivienda o a quienes residen en un lugar que presenta unas condiciones inadecuadas para vivir4.

Actualmente, esta situación representa un grave problema social ya que, según los datos aportados desde el Instituto Nacional de Estadística5, se estima que en España existen 28.552 personas mayores de edad sin hogar que han recibido atención durante el último año en centros asistenciales de municipios con más de 20.000 habitantes. Más concretamente, hay 86 personas sin hogar por cada 100.000 habitantes, siendo la mayoría hombres con una edad inferior a los 45 años. Además, muchas de las personas sin hogar se mantienen en esta condición durante meses o incluso años.

La Federación Europea de Organizaciones Nacionales que Trabajan con las Personas sin Hogar (FEANTSA) es un organismo dedicado a la lucha contra el sinhogarismo. Desde esta federación se ha establecido una tipología del sinhogarismo y la exclusión residencial, identificando cuatro categorías principales6 : 1) falta de techo (vivir en un espacio público y dormir allí o en un refugio), 2) falta de vivienda (alojarse o vivir en centros o albergues), 3) vivienda insegura (vivir en una vivienda sin título legal, en una vivienda con notificación legal de abandonarla o vivir bajo la amenaza de violencia doméstica) y 4) vivienda inadecuada (vivir en moradas no aptas para ser habitadas, vivir en una estructura temporal o no convencional o vivir en hacinamiento extremo).

Ahora bien, es preciso señalar que la palabra hogar puede adoptar diferentes significados que afectan al modo de entender el sinhogarismo. De este modo, el hogar es un refugio o una residencia, pero un verdadero hogar además simboliza la calidez, el corazón, la privacidad o las raíces, y estos aspectos aluden a la seguridad y a una forma de vivir y relacionarse con los demás7. En este sentido, las personas que carecen de hogar se ven privados también de derechos que la sociedad debería garantizar, como son la participación en actividades significativas, los recursos de la comunidad, las relaciones sociales, las expectativas de futuro o, incluso, la dignidad8.

Posibles causas del sinhogarismo

Existen múltiples condiciones que determinan que una persona comience un proceso de vulnerabilidad y exclusión social y termine en una situación de sinhogarismo. Así, se pueden establecer cuatro tipos de dimensiones que abarcan diferentes factores9. En primer lugar, destacaría la dimensión estructural, asociada a factores como las políticas sociales, los efectos de las crisis económicas, la situación laboral, la situación de la vivienda o la precariedad en la asistencia sanitaria. Otra dimensión sería la familiar/relacional, que implica factores relacionados con las interacciones sociales como son los conflictos y rupturas familiares, el incremento de hogares unipersonales o la pérdida de las redes de apoyo social. También hay que considerar la dimensión cultural, vinculada a la pérdida de los valores tradicionales que han sido reemplazados por la insolidaridad, el egoísmo, la competitividad, el racismo, etc. Por último, existe una dimensión personal/individual que hace referencia a los factores personales y sociodemográficos, como son la edad, el género, la nacionalidad o el estado de salud.

Algunos autores señalan que los eventos vitales estresantes, que conllevan grandes cambios, determinan el origen y mantenimiento del sinhogarismo10,11. Es más, se ha demostrado que cuanto mayor es la cantidad de eventos vividos menor es la edad a la que las personas se quedan sin hogar10. Entre los eventos vitales estresantes sufridos durante la infancia destacan los conflictos graves con la familia, las discusiones serias entre los progenitores, la violencia familiar, el maltrato y/o abuso sexual, el abandono de la escuela o los problemas financieros11.

Por otra parte, las personas sin hogar señalan como principales motivos para encontrarse en esta situación los siguientes: tener que empezar de cero después de llegar desde otro país, la pérdida del trabajo, el desahucio de la vivienda, la falta de recursos económicos para pagar el alojamiento, la separación de la pareja, sufrir violencia en el entorno familiar, haber estado en prisión o en un centro de menores, ciertas enfermedades, las adicciones, etc.

En los medios de comunicación se suele mostrar una visión estereotipada de las personas sin hogar, caracterizadas por sus enfermedades mentales y adicciones, que han llegado a la situación de exclusión a causa de una acumulación de desgracias y adversidades12.

Sinhogarismo y salud

El sinhogarismo se ha descrito recientemente como un problema sociosanitario emergente relacionado con el desarrollo de patologías mentales y/o con el consumo abusivo de sustancias13. Más concretamente, se observa que las personas sin hogar presentan una alta prevalencia de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, de trastornos bipolares y depresión mayor y/o de trastornos neurocognitivos, entre otros14. Al mismo tiempo, el excesivo consumo de alcohol es un factor determinante tanto en el origen como en el mantenimiento del sinhogarismo15. Por último, el consumo de otras drogas como heroína y cocaína es también bastante frecuente entre las personas sin hogar16.

Los problemas de salud pueden provocar que las personas que están ya en proceso de inclusión vuelvan a perder la vivienda facilitada y, al mismo tiempo, la permanencia en situación sin hogar ocasiona un deterioro en la salud porque dificulta la recuperación de las enfermedades existentes y puede provocar la aparición de otras nuevas15. Estas alteraciones en la salud se agravan en las personas sin hogar porque no suelen recibir la atención médica necesaria debido a las dificultades que encuentran para acceder a los servicios sanitarios17.

Por lo tanto, es imprescindible asesorar y acompañar a las personas sin hogar durante el proceso de recuperación para que se beneficien de los recursos normalizados de salud y prevenir el padecimiento de múltiples episodios de sinhogarismo después de haber logrado una vivienda independiente15.

Actuaciones para abordar el sinhogarismo

Tradicionalmente, se apostaba por el modelo en escalera para atender a las personas sin hogar18. Desde este modelo, se establece que la persona debe ir pasando por diversos servicios de atención (albergues, centros de acogida, pisos tutelados, etc.) que representan los escalones que hay que subir para llegar a conseguir una vivienda: el tramo final de la escalera. Para poder pasar de un escalón a otro, es imprescindible que la persona presente una conducta adaptativa y, además, que mantenga la abstinencia si existen problemas de alcoholismo o de drogodependencia porque, de no ser así, se le expulsaría del itinerario de apoyo social y tendría que comenzar de nuevo desde el primer escalón. Cabe señalar que los resultados de este modelo no han resultado eficaces a la hora de erradicar el sinhogarismo.

Por consiguiente, en los últimos años se ha asumido que la principal necesidad de las personas sin hogar es el acceso directo a una vivienda ya que, además de proporcionarles un alojamiento donde vivir, representa un lugar seguro que les protege de la violencia y los delitos de odio que sufren en la mayoría de los casos y también supone una puerta de acceso a otros derechos fundamentales como la salud, el trabajo o la autodeterminación19. Este enfoque, llamado Housing first, se presenta actualmente como una de las principales estrategias para conseguir la inclusión social de las personas sin hogar20.

No obstante, el sinhogarismo no se soluciona simplemente con facilitar una vivienda para las personas sin hogar y alojarlas en ella, sino que es necesario fomentar el apoyo social para conseguir una inclusión real en la comunidad17,21. Así, estas personas se sienten realmente integradas cuando consiguen el respeto de los demás y logran un sentido de utilidad dentro de la sociedad porque les permite recuperar la dignidad personal22.

La historia del señor Ayers, El solista

La película analizada en este artículo está basada en hechos reales relatados previamente en el libro El solista: un sueño perdido, una amistad improbable y el poder redentor de la música, donde el autor Steve López narraba la historia de su amistad con Nathaniel Anthony Ayers Junior.

El joven Nathaniel

En la película, a través de varios saltos temporales al pasado, se muestra cómo Nathaniel vive con su hermana Jennifer y con su madre en Cleveland durante su infancia. Es un niño alegre que practica deportes (futbol y béisbol) y al que, además, le gusta la música de Beethoven, por lo que comienza a asistir a clases de música. Se muestra de forma muy sutil cómo Nathaniel presencia desde su hogar algunos de los disturbios raciales ocurridos en su ciudad.

Nathaniel toca el chelo con mucho talento por lo que consigue una beca en la prestigiosa Escuela Juilliard y se traslada con ilusión a Nueva York para vivir solo en un apartamento. Sin embargo, un día empieza a sufrir delirios y alucinaciones, a oír voces que susurran su nombre. Le cuenta a su madre por teléfono que a veces no está seguro de saber lo que ocurre a su alrededor, que está asustado porque tiene problemas para diferenciar ciertas cosas, pero ella le dice que todo irá bien.

Durante un ensayo en Juilliard, donde todas las personas con las que toca son blancas excepto él, Nathaniel empieza a oír voces que le llaman. Por ejemplo, una voz dice en su mente: “Yo te protegeré de sus ojos y oídos. Te están escuchando, Nathaniel, oyen tus pensamientos. Yo oigo tus pensamientos. No pienses, Nathaniel”. Esas voces le distraen y el director de la orquesta le llama la atención para que se concentre en el ensayo. Las voces continúan, le dicen que huya, que se esconda y él sale corriendo del escenario con su chelo. Las voces le gritan “¡blancura!, ¡blancura!”.

Los episodios en los que oye las voces se vuelven más frecuentes. Mientras está solo en su apartamento, las voces le susurran que le protegerán, y él llora diciendo que hay que proteger y ayudar a los niños porque sólo son niños, mientras en su televisor aparece un niño llorando.

Posteriormente, se muestra cómo ha vuelto a vivir en la casa de su madre con su hermana. Ella le lleva la comida y él le pregunta si piensa que es idiota. Las voces le dicen que le quieren. Piensa que la comida que le ofrece su hermana está envenenada y hace que ella se la coma a la fuerza. La agrede, se asusta y huye de su hogar.

De este modo, la esquizofrenia representa el factor desencadenante de la situación que empieza a experimentar Nathaniel: el sinhogarismo.

Nathaniel viviendo en la calle

Nathaniel vive solo en la calle y lleva todas sus pertenencias en un carro. Toca un violín que sólo tiene dos cuerdas a los pies de una estatua de Beethoven. Steve López oye la música y se acerca a hablar con él, tuteándole, aunque Nathaniel no lo hace. Steve se presenta y le tiende la mano, pero Nathaniel no se la estrecha y le dice: “Disculpe mi aspecto, he sufrido varios reveses”, a lo que Steve responde que él también.

Steve empieza a recabar información sobre Nathaniel y piensa que puede publicar su historia en el periódico donde trabaja. Decide ir a buscarlo y lo encuentra tocando en un túnel y le pide su consentimiento para escribir un artículo sobre él en su columna de Los Ángeles Times.

Tras la publicación del primer artículo, Violinist Has the World on 2 Strings, una lectora envía su chelo a la redacción indicando que ruega se lo hagan llegar al señor Ayers junto a sus oraciones por su salud y su seguridad.

Steve encuentra a Nathaniel en el túnel donde suele estar, le enseña el chelo y le dice que es para él, que podrá tocarlo si va a un lugar más seguro donde no se lo roben. Le propone ir al Centro del Lamp Community, una ONG que ayuda a las personas sin hogar para encontrar una vivienda, mejorar su salud y desarrollar la autonomía personal. Nathaniel dice que no puede ir allí, que allí fuman cigarrillos, tiran colillas al suelo y que les gusta martirizarle. Steve deja que Nathaniel toque el chelo durante unos minutos y la música les hace volar. Tras la experiencia y ante la amenaza de perder la oportunidad de quedarse con el chelo, Nathaniel cede y acepta ir al Lamp.

Steve acude a encontrarse con Nathaniel en el Lamp y, durante la espera, observa a los usuarios a las puertas del Centro, cómo discuten, se pelean, consumen drogas, buscan entre la basura, etc., en ese barrio marginal. Incluso ve a una mujer tendida en el suelo que ha muerto por sobredosis.

Nathaniel toca en el Lamp ante los demás usuarios del Centro, que le escuchan atentos. Mientras, Steve pregunta a David, el encargado del Centro, qué tiene Nathaniel, si es esquizofrenia, si le atienden los servicios médicos, etc., pero David le responde que los diagnósticos y los tratamientos no sirven de nada.

Nathaniel duerme en la calle y Steve le acompaña. Barren el sitio donde van a colocar el colchón y las mantas. Nathaniel reza un Padrenuestro mientras se ve la inmundicia del lugar donde algunas personas comen los alimentos que han repartido unos voluntarios.

Steve se enfrenta a un dilema: “Yo le digo que no es lugar para él y me contesta que quiere estar aquí. Dice que él lo ha elegido. ¿Debo hacerle caso o intento obligarle a que duerma bajo techo? ¿Acaso la presión que puedo yo ejercer no sería más humanitaria que dejarle en la calle en esta colonia perdida de almas destrozadas y desamparadas?”.

Nathaniel comienza el proceso de recuperación

El segundo artículo que publica Steve sobre Nathaniel, A Twilight Concerto for Rats and Cello, alcanza tal difusión que Adam Crane, en representación de la Filarmónica de Los Ángeles, se pone en contacto con el periodista para invitarles a asistir a las interpretaciones de la Tercera Sinfonía de Beethoven en el Walt Disney Concert Hall. Steve y Nathaniel acuerdan ir a un ensayo.

Además, Graham Claydon, chelista de la Filarmónica de Los Ángeles, accede a ensayar con Nathaniel. Para ello, es necesario encontrar un lugar tranquilo y Steve recurre a David para que encuentre un apartamento. No obstante, antes tendrá que convencer a Nathaniel porque él no quiere tener un apartamento, dice: “No quiero estar en un apartamento. Beethoven vive aquí, en el frescor del aire. Es el líder de Los Ángeles. Los ángeles son libres y no se puede recluir a los ángeles ni cortarles las alas”. Conversan un rato sobre su pasado y Nathaniel afirma: “Yo tengo a mi Dios: el señor Steve López. Sí, usted es mi Dios volando en lo más alto”, a lo que Steve contesta: “No fastidies. ¿Soy tu Dios? Dado que soy tu Dios te ordeno que estés en el Lamp dentro de una semana a las dos para tus clases de chelo”.

Steve acompaña al apartamento a Nathaniel, que lleva sus pertenencias en un carro. Al llegar señala que no quiere entrar allí, que no es su lugar, que no quiere morir allí, que pueden entrar a matarle, pero finalmente se tranquiliza y se sienta a tocar el chelo. Mientras tanto, llega Graham y toca con él. Al terminar el ensayo, Nathaniel le declara a Steve que es su Dios, que le quiere.

Steve visita a David en el Lamp y le cuenta lo ocurrido. Le explica que no quiere que Nathaniel le quiera, que necesita tratamiento porque no sabe lo que dice. David le recuerda que Nathaniel no quiere hablar con un psiquiatra y que no pueden obligarle a tomar la medicación. También le advierte: “Nathaniel tiene algo importante a su favor: un amigo. Si usted traiciona esa amistad, destruiría lo único que él tiene en este mundo”. Y Steve replica que no quiere ser lo único que Nathaniel tiene.

Clayton plantea que Nathaniel dé con él un pequeño recital en el Walt Disney Concert Hall. Nathaniel se sienta ante el escaso público y cuando quiere empezar a tocar retornan las alucinaciones, las voces que le susurran. Clayton toca a Nathaniel en el hombro para que vuelva a la realidad, pero éste reacciona de forma violenta, agrediéndole. Se asusta y escapa corriendo.

Steve busca a Nathaniel en los lugares donde solía estar, en los hospitales, y teme que le haya sucedido algo grave. Por suerte, a la mañana siguiente recibe una llamada de David para avisarle de que Nathaniel ha pasado la noche en el apartamento. Va al apartamento y le regala una figura de Beethoven y unos documentos para que los firme y Jennifer sea su albacea. Cuando Nathaniel los lee, niega tener esquizofrenia, no quiere que le ingresen, que le encierren, ni que su hermana se acerque. Steve trata de razonar con Nathaniel, pero éste empieza a golpearle y le dice: “Estoy harto de ser Nathaniel y usted el señor López. Hablo muy en serio. No soy su hijo (…) Sé cuidar de mí, señor López. No le necesito. No necesito a esta ciudad, la desprecio y le desprecio a usted. Y si vuelvo a verle, le rajo las tripas y le abro como a un pescado. Porque soy Nathaniel Anthony Ayers Junior, el señor Nathaniel Anthony Ayers Junior”. Steve escapa corriendo del apartamento para no recibir más golpes.

Steve le cuenta a su exmujer lo que ha pasado, que todo se ha vuelto contra él y que renuncia. Ella le explica que nunca va a curar a Nathaniel, que simplemente tiene que ser su amigo y hacer que él lo sepa.

Steve consigue que Nathaniel se reúna con su hermana. Comienza a llamarle señor Ayers y admite que siempre debió haberle llamado así. Nathaniel se arrepiente de haber sido violento con él y teme perder su amistad; sin embargo, Steve asume que los amigos se enfadan a veces y sentencia: “Señor Ayers, es un honor ser su amigo”. Finalmente, se estrechan las manos.

En su última reflexión, Steve concluye que ha intentado ayudar a un hombre que pasaba una mala racha cuando lo conoció pero que ahora duerme bajo techo, en una cama, y que, aunque su salud sigue siendo precaria, los expertos le aseguran que el simple hecho de ser su amigo ha supuesto el apoyo que necesitaba.

Conclusiones

El análisis de la película El solista permite identificar el caso de una persona que se encuentra en situación de sinhogarismo, los antecedentes que le llevan a dicha situación y los factores que intervienen en el proceso de inclusión social. En concreto, se describe cómo es la vida en la calle, las características de algunas personas que pernoctan a la intemperie y su relación con la comunidad en la que viven. Además, se advierte cómo una enfermedad mental, la esquizofrenia, es uno de los factores que pueden influir en el origen y el mantenimiento de la exclusión residencial. Por último, se demuestra que el respeto hacia la dignidad de las personas vulnerables, la atención sociosanitaria por parte de ciertas instituciones y el apoyo social ofrecido por familiares y amistades son los principales factores de protección que potencian la resiliencia de dichas personas y permiten su inclusión social.

Por lo tanto, tal y como se ha defendido previamente en la literatura científica23,24, el cine puede ser empleado como un recurso pedagógico para que estudiantes y profesionales puedan ver representados diversos casos, desarrollar un pensamiento crítico y comprender en profundidad determinadas problemáticas sociosanitarias.

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